La transformación de los servicios de infraestructura representa una condición sine qua non del cambio estructural progresivo para alcanzar el desarrollo sostenible con igualdad porque la provisión insuficiente, ineficiente e insostenible de estos servicios de infraestructura representa uno de los factores que causan los desequilibrios estructurales que marcan la región. La gestión de la infraestructura debe considerar los riesgos climáticos asociados con los impactos de los fenómenos climáticos extremos en las infraestructuras y la seguridad de las personas, reduciendo la vulnerabilidad de las comunidades y los países frente a los impactos del cambio climático (CEPAL).